Sin embargo, fue en el año 1958 cuando un arquitecto llamado Don Javier Felip Solá presentó un emocionante proyecto de reforma para la casa. Se pretendía ampliar y embellecer el inmueble, dándole una apariencia más armónica y adaptada a los tiempos modernos. Aunque la reforma no se realizó exactamente como se planeó, ya que no fue posible adquirir los terrenos colindantes de las hermanas, se decidió construir una segunda planta que hoy en día se mantiene como parte de la estructura.

En el presente, un grupo de jóvenes y dinámicos emprendedores ha decidido tomar las riendas de esta antigua casa y darle un nuevo propósito. Su sueño es recuperar la esencia de aquella antigua “venta”, adaptándola a los tiempos modernos con un enfoque ecológico y respetuoso con el medio ambiente. Su objetivo es ofrecer a los visitantes un acogedor lugar de alojamiento, ideal para aquellos turistas que buscan tranquilidad y conexión con la naturaleza.